miércoles, 25 de agosto de 2010

La miseria pakistaní no está de moda.


Pakistán está inundado, 200.000 desplazados, 3,5 millones de niños en peligro de contraer enfermedades mortales y tan sólo una "celebrity" se ha pronunciado ante ello.
Como siempre, la bella, tanto por dentro como por fuera, Angelina Jolie. Aparte de Greg Mortenson, que por supuesto, daba por sentado que iba a ayudar al pueblo pakistaní.
Indignante e injusto.
¿Dónde están los famosos como Shakira y diversos actores de Hollywood ricos que dicen ser solidarios? ¿Qué pasa, que un niño pakistaní no da la suficiente publicidad que ellos desean?
Todo el apoyo (merecidísimo, por supuesto) que recibió el pueblo haitiano no lo está recibiendo el pueblo pakistaní, cuya población se pelea ahora mismo por conseguir agua potable y algo que llevarse a la boca.
Según la ONU, las necesidades humanitarias son mayores que en Haití.
¿Uy, famositos millonarios, dónde estáis? ¿Y los que no son famosos pero sí millonarios?
No puedo evitar estallar de impotencia. Ojalá me sobraran millones.
















¿No es suficiente?
Parece ser que no.

El festival más colorido del mundo.

Muchos de vosotros os habréis dado cuenta que cada vez que hacen un documental sobre la India, siempre se las apañan para acudir justo cuando empieza ese conocido festival del color, donde todo el mundo, sin excepciones sale a las calles para tirarse polvitos de colores mientras éstas se inundan de música.



A ese divertido día se le conoce como Holi, una festividad religiosa cuyo origen está basado en la mitología hindú.



Se cuenta que al rey de los infiernos, Hiranyakashipu, le fue otorgado por Brahma la bendición de no poder ser matado ni en el día ni en la noche, ni con armas u oraciones, ni fuera o dentro de casa.
Su arrogancia creció tanto que hasta les llego a prohibir a sus propios hijos que adoraran a otro dios que no fuera él.
A pesar de esa prohibición, uno de sus hijos, Prahlada, se mostraba como un devoto al dios Vishnu.

Prahlada.
Y eso enfureció al rey de los infiernos hasta tal punto de querer asesinarlo sea como sea.
Tras varios intentos de asesinato, Hiranyakashipu decide matar a su hijo quemándolo en una hoguera sentado en las rodilla de su hermana, Holika, que estaba protegida por un manto mágico.
Cuando el fuego se encendió, Holika murió quemada, y aquel manto mágico cubrió a Prahlada, protegiéndolo de la muerte, celebrando así el triunfo del "bien" sobre el "mal.
Así la muerte de su hermana Holika, se celebra como "Holi", ya que ésta era la mujer-demonio.
Según la zona de la India en la que te encuentres, puedes observar diferentes rituales.
Durante los tres días que dura el festival, se hacen regalos entre ellos, como cajas de dulces.



Se celebra a finales de febrero o a principios de marzo, coincidiendo con el calendario hindú.



Suena apetecible. ¿Se apunta alguien? :D


martes, 17 de agosto de 2010

Lebensborn. Fuente de vida nazi.

Al escuchar la palabra "Himmler", no es poco usual, y tampoco anormal, que la cabeza la vincule con otras palabras como " II Guerra Mundial", "Campos de exterminio", "Solución Final" o " Raza Aria".
Pero hay algo que, quizá por desconocimiento al no ser mencionadas siquiera en los libros de historia, nuestra cabeza no vincula a este hombre bajito de aspecto enclenque y, que en cambio, marcó para siempre la vida de aquéllos que tuvieron el infortunio de haber asomado la cabeza por primera vez aquellas terroríficas casas de evidiable pulcritud,rebosantes de inocentes niños .
Hablamos de las Lebensborn, creadas por Heinrich Himmler, cuya única finalidad fue la de expandir la raza aria por todo el continente creando pequeños futuros soldados bajo es eslogan de "Ten un hijo para el Führer".

Lebensborn significa "fuente de vida" y allí es donde acudían mujeres alemanas embarazadas de soldados alemanes para pasar allí la recta final de su embarazo y criar a sus hijos, la mayoría de ellas acudían orgullosas de poder ofrecer un hijo de raza pura al Führer.
No obstante, no eran sólo las mujeres alemanas las que se hospedaban en una Lebensborn. Mujeres holandesas, noruegas, francesas, belgas, austríacas... también acudieron a estas instituciones.
Éstas, en su mayoría, no ingresaron por sus ideales políticos, sino por necesidad. El perfil más común era la de chica soltera, embarazada de un soldado alemán, marginada por la sociedad. Allí se les ofrecía los alimentos que la gente de a pie ya no podía conseguir: Asistencia médica en caso de necesitarla, vitaminas, ropa, exhaustivas revisiones médicas y protección frente a la precaria situación del viejo continente.
Eran todos los cuidados que una embarazada deseaba y necesitaba, pero todo lo bueno tenía, y tiene, un precio, y ese precio era el pequeño soldado alemán que llevaban en su vientre.
Al nacer, esos niños iban al orfanato, donde en un futuro serían adoptados por buenas familias alemanas. Por el contrario, si el padre de la criatura engendrada estaba dispuesto a casarse con la chica o adoptar a su hijo, el niño se libraba de ser dado en adopción.

A pesar de la existencia de extranjeras en las Lebensbons, no todas eran aptas para su admisión, sino que se tenían que adaptar al prototipo de mujer aria: Rubia, de ojos claros y piel blanca. Para ello, antes de ingresar, se sometían a tests que verificaban su nivel de "ariedad".
Para muchas de ellas, fue muy duro dejar allí a sus pequeños, que al fin y al cabo, habían vivido dentro de ellas durante 9 meses, tiempo más que suficiente para crear un fuerte vínculo.
Pero la peor parte viene después de la II Guerra Mundial, sobre todo en las Lebensborns del extranjero, que tras el final de la invasión, estas inocentes criaturas fueron condenadas al ostracismo, siendo considerados como escoria y tratados como tal.
Un gran número de ellos, ya ancianos, sufren problemas psicológicos.

Y así es como el malévolo experimento fallido (como todos sus proyectos) de un solo ser, puede causar tanto daño a miles personas.


Momento en el que se le asignaba un nombre al bebé.


Doctor midiéndole el tamaño del cráneo a una "niña perfecta".


Madres de paseo junto con sus hijos en el recinto de una Lebensborn.


Enfermeras en el orfanato de una Lebensborn.


Bebés en moisés con una enfermera bajo la bandera de la Waffen SS.


Propaganda fomentadora.


Si habéis sentido curiosidad, recomiendo un libro que abarca este tema. No está basado en hechos reales, pero sí ayuda a entender la angustia de muchas mujeres durante este ocuro episodio de la historia. Se titula "La cuna de mi enemigo", y narra la historia de una joven medio polaca y holandesa que tiene que quedarse embarazada para ingresar en una Lebensborn a nombre de su prima muerta con el fin de poner a salvo su propia vida. No tiene desperdicio.