martes, 17 de agosto de 2010

Lebensborn. Fuente de vida nazi.

Al escuchar la palabra "Himmler", no es poco usual, y tampoco anormal, que la cabeza la vincule con otras palabras como " II Guerra Mundial", "Campos de exterminio", "Solución Final" o " Raza Aria".
Pero hay algo que, quizá por desconocimiento al no ser mencionadas siquiera en los libros de historia, nuestra cabeza no vincula a este hombre bajito de aspecto enclenque y, que en cambio, marcó para siempre la vida de aquéllos que tuvieron el infortunio de haber asomado la cabeza por primera vez aquellas terroríficas casas de evidiable pulcritud,rebosantes de inocentes niños .
Hablamos de las Lebensborn, creadas por Heinrich Himmler, cuya única finalidad fue la de expandir la raza aria por todo el continente creando pequeños futuros soldados bajo es eslogan de "Ten un hijo para el Führer".

Lebensborn significa "fuente de vida" y allí es donde acudían mujeres alemanas embarazadas de soldados alemanes para pasar allí la recta final de su embarazo y criar a sus hijos, la mayoría de ellas acudían orgullosas de poder ofrecer un hijo de raza pura al Führer.
No obstante, no eran sólo las mujeres alemanas las que se hospedaban en una Lebensborn. Mujeres holandesas, noruegas, francesas, belgas, austríacas... también acudieron a estas instituciones.
Éstas, en su mayoría, no ingresaron por sus ideales políticos, sino por necesidad. El perfil más común era la de chica soltera, embarazada de un soldado alemán, marginada por la sociedad. Allí se les ofrecía los alimentos que la gente de a pie ya no podía conseguir: Asistencia médica en caso de necesitarla, vitaminas, ropa, exhaustivas revisiones médicas y protección frente a la precaria situación del viejo continente.
Eran todos los cuidados que una embarazada deseaba y necesitaba, pero todo lo bueno tenía, y tiene, un precio, y ese precio era el pequeño soldado alemán que llevaban en su vientre.
Al nacer, esos niños iban al orfanato, donde en un futuro serían adoptados por buenas familias alemanas. Por el contrario, si el padre de la criatura engendrada estaba dispuesto a casarse con la chica o adoptar a su hijo, el niño se libraba de ser dado en adopción.

A pesar de la existencia de extranjeras en las Lebensbons, no todas eran aptas para su admisión, sino que se tenían que adaptar al prototipo de mujer aria: Rubia, de ojos claros y piel blanca. Para ello, antes de ingresar, se sometían a tests que verificaban su nivel de "ariedad".
Para muchas de ellas, fue muy duro dejar allí a sus pequeños, que al fin y al cabo, habían vivido dentro de ellas durante 9 meses, tiempo más que suficiente para crear un fuerte vínculo.
Pero la peor parte viene después de la II Guerra Mundial, sobre todo en las Lebensborns del extranjero, que tras el final de la invasión, estas inocentes criaturas fueron condenadas al ostracismo, siendo considerados como escoria y tratados como tal.
Un gran número de ellos, ya ancianos, sufren problemas psicológicos.

Y así es como el malévolo experimento fallido (como todos sus proyectos) de un solo ser, puede causar tanto daño a miles personas.


Momento en el que se le asignaba un nombre al bebé.


Doctor midiéndole el tamaño del cráneo a una "niña perfecta".


Madres de paseo junto con sus hijos en el recinto de una Lebensborn.


Enfermeras en el orfanato de una Lebensborn.


Bebés en moisés con una enfermera bajo la bandera de la Waffen SS.


Propaganda fomentadora.


Si habéis sentido curiosidad, recomiendo un libro que abarca este tema. No está basado en hechos reales, pero sí ayuda a entender la angustia de muchas mujeres durante este ocuro episodio de la historia. Se titula "La cuna de mi enemigo", y narra la historia de una joven medio polaca y holandesa que tiene que quedarse embarazada para ingresar en una Lebensborn a nombre de su prima muerta con el fin de poner a salvo su propia vida. No tiene desperdicio.




3 comentarios:

Rouxie dijo...

Este post me ha ENCANTADO. Muy bien narrado, muy ameno y desde luego muy interesante. Felicidades! :D

Parvati dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Parvati dijo...

Me alegro de que te haya gustado, Rouxie! :) Muchas gracias.

Besos!